Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 4
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 45
Noviembre de 2002

UNA ESCUELA MUSEO

Texto: Carlos Yusti

Las ciudades son espacios funcionales donde la vida fluye y se regodea en la fugacidad de los instantes. Muchas veces las imágenes, como acota Claudio Magris, que tiemblan en los charcos y la luz rasante del ocaso pueden hablar con más intensidad que un monumento. No obstante, muchas ciudades se tornan fascinantes a veces por alguna calle, por un sitio donde la vida se detiene y reflexiona de su ambición de durabilidad.

Ciudad Guayana posee un sector denominado como "Castillito", que puede considerarse como la primera zona poblada de Puerto Ordaz. Allí se estableció un campamento de obreros no especializados. Eran trabajadores provenientes de otros estados del país y Guayana semejaba un Macondo donde todo estaba por inventarse.

En Castillo los obreros algunos con familias y otros con sólo un chinchorro ocuparon un amplio sector, muy cerca del río, al que todavía hoy se le denomina como "Los Monos". El nombre surgió por azar.

Se cuenta que de las compañías nacientes en la Zona Industrial de Matanzas, enviaron a un sociólogo, y otros supervisores, a Castillito para efectuar una evaluación sobre la condición del campamento y en el informe preliminar uno de los inspectores, algo molesto por las incomodidades por las que pasó durante la inspección, destacó que allí la gente vivía como si de monos se tratara. La sabiduría popular, que suele convertir cualquier tragedia o insulto en una comedia de enredos, enseguida comenzó a llamar a dicho sector como "Los Monos". Además allí vive Francisco Guerra España, Don Chicho, uno de los pintores ingenuos más representativos del estado.

También tiene fama Castillito, de ser la peor zona de la ciudad. Hoy ya no lo es tanto, pero ostentaba, en su tiempo poco glorioso de zona roja, el record de tener una calle, cuya longitud era apenas de trescientos metros, flanqueada, por ambas aceras, de siete bares. En la calle de los siete bares podía suceder cualquier dramón barriobajero(un chulo navajeado por alguna prostituta, un borrachín al que despojaban hasta de las medias, un soldado irredento al que ya se le había vencido el permiso y seguía pernotando por los bares como un fantasma verde hasta que llegaba la policía militar a buscarlo etc.) Transitarla era toda una experiencia que ni el turismo de aventura está en capacidad de brindar. Hoy Castillito, y específicamente "Los Monos", se ha incorporado al desarrollo de la ciudad. Sigue siendo una zona complicada, pero ya no posee ese aroma volátil de antaño.

Al final de la Avenida principal de Castillito, se encuentra la Escuela Bolivariana Dr. Wenceslao Monserratte, creada en el año 1967, que alberga en sus paredes los murales de los artistas más destacados de la ciudad.

El artífice principal del proyecto, iniciado alrededor del año 1993, fue Ismael Montilla, que para ese entonces era el coordinador de actividades especiales de la institución. Reunir a los distintos pintores, donde el ego y la concepción particular del arte parecen influir en la relación no siempre idílica entre los artistas, no fue tarea sencilla. Luego estaba conseguir los recursos materiales (pinturas, pinceles, brochas etc.) para acometer el trabajo estético y por último ganarse adeptos entre la comunidad, reacios siempre en apoyar iniciativas artísticas, las cuales a primera vista no son nada productivas.

No obstante Ismael Montilla, pudo vencer todos los obstáculos y los contratiempos; todos esos comentarios agoreros para conciliar en un mismo espacio las más disímiles tendencias artísticas de una variopinta de artistas que hacen vida cultural en Ciudad Guayana. Entre los artistas participantes en este proyecto de murales podemos mencionar a Ramón Espina, Elizabet Claxton, Edixo Primera, Luis Vignati, Luis Bellorín, Rafael Ridao, Darwin Paraguacuto, Fidel Castro (Ficaro), Héctor Filguiera, Giovanni Berra, Dimas Ibarra, Alí Guzmán, Miguel Pedriquez y Luis Velásquez entre otros.

En los murales artísticos encontramos obras figurativas, ingenuas, conceptuales. Tampoco faltan los trabajos abstractos, geométricos e incluso hay murales que incorporan otros materiales (como el latón, yeso y el aluminio) que escapan del ámbito de la pared invadiendo el jardín.

La gran mayoría de los murales destaca por el colorido siempre en explosión combinatoria y creativa. Los trabajos pictóricos más que embellecer la escuela, buscan trasmitir una compleja didáctica sobre el arte pictórico en general; una especia de mapa con un variado abanico de tendencias plásticas. No hay temas rebuscados en estos murales, sólo hay pasión por el color y el paisaje, por la armonía de las formas tratando de establecer una comunicación franca con el espectador sea niño o adulto. La escuela Monserratte es un sitio obligado para los interesados en el arte de la pintura. Es un lugar especial para encontrarse con la pintura como acabada estética pública, como sencilla propuesta plástica que trata de retomar los espacios públicos, para hacer del arte un gesto del cual todos debemos participar.

Esta experiencia estética única en el País, permite a los niños entrar en contacto con el arte de manera natural. Los niños van educando la vista y van reconociendo la forma y el color relacionadas con cierta equilibrada armonía. En muchas oportunidades los artistas van a las aulas de la Monserratte, para explicar a los niños el motivo de sus pinceladas en la pared, los posibles significados de algunas manchas de color, de algunas líneas tratando de trasmitir a los alumnos los mecanismos, nunca claros del todo, del proceso creador.

El arte es una posibilidad que se le da a la belleza en un mundo que muchas veces el hombre convierte en una tragedia bizarra, con sus guerras y sus violencias cotidianas a menor escala; con su nociva intolerancia y su inequívoca pasión analfabeta que es incapaz de leer el alfabeto de la belleza.  El arte es siempre una respuesta a la burocracia y la desidia en cualquier estamento. Es siempre una pregunta el espíritu, un acto interior que trata de hacer menos fugaces los instantes.

 

Si desea escribir a Carlos Yusti puede hacerlo a: carlosyusti@cantv.net

Esperamos Su Opinión.
¿No está suscrito? Suscribase aquí. 
[Volver a la Portada]

Las opiniones vertidas en Escáner Cultural son responsabilidad de quien las emite, no representando necesariamente el pensar de la revista.